martes, 27 de abril de 2010

Parte 1: NY in love

Pequenias historias de amor en la ciudad mas temporal al que puede aspirar el amor eterno.
Aqui, la intro.



domingo, 25 de abril de 2010

Perfil de una día cualquiera

“Tengo una soledad/ Tan concurrida/ Tan llena de nostalgias/ Y de rostros de vos/ De adioses de hace tiempo/ Y besos bienvenidos/ De primeras de cambio/ Y de último vagón (…)” Mario Benedetti

Buen día, Arueliano Buendia. Estoy monotemática, lo se. Es que cada paso que hago en esta ciudad, más se confirman mis sospechas. Sentirse acompañado en la ciudad de Woody Allen es faltar a la verdad, es caer en la sospecha de una pizca de esperanza. Ojo, hablo de quienes viajan solos. Quienes se cargan a cuestas una mochila de sueños, imaginación y ahorros. A ellos, van dedicadas estas líneas.

Como hace varios los domingos, me desperté, me cambié y caminé las cinco cuadras que me separan de mi café favorito sin más compañía que un billete de 10 dólares y la notebook en la mochila. Can I have some pankakes? Ei, Carlos, hacemos panqueques a esta hora? N.A. Eran las 12.30. Ah, hablás español. Ah sos argentina. Sí, vos también? (hace tiempo que ya nada me sorprende) No, de Uruguay. Bendita sea ella, pensé: es original. Enesemicrosegundoquepasó, me imaginé a ella explicando que Uruguay era un país sudamericano que se habla en español, que la capital es Montevideo y que es allí donde nació Gardel, el dulce de leche y las biromes. Ah, qué lindo. Me encanta tu país, contesté sin mucho sentido.

De nuevo, la pregunta inevitable: hace cuánto estás acá? Ocho años, pero ya no puedo volver. Qué extrañas? La rambla con los amigos, el mate, los asaditos, el rejunte. Pero es lo único. Sola te viniste? Sola…sola. Los ojos se escapan a un costado, supervisando que el café ya estuviera listo. Me senté con dos tostadas, manteca, mermelada y una café con leche tamaño mega. De fondo, un señor con camisa hawaiana toca la guitarra.

La primavera acá tiene tanto que ofrecer. Esta semana empezó el Triveca Film Festival, recitales al aire libre, happy hours en los techos de los edificios, galerías de arte que abren sus puertas, más shows en Broadway… Para los que gustan de los narcóticos, una lista de 50 cosas para hacer cuando estás high. No me pregunten. Cansada me tienen los que me dicen, a ocho mil kilómetros de distancia, que que estoy haciendo que todavía no fui al museo de cera, al museo del sexo, al festival del tornillo… Ni me interesa hacer todo, ni tengo ganas. En Buenos Aires, nadie en su sano juicio, sale a caminar todos los fines de semana buscando algo para entretenerse. Aveces, el hacer es no hacer nada.

Cerré la notebook después de enterarme el nombre del volcán que erupcionó en Islandia. Volví a casa por otro camino. Siempre me olvido el paraguas, pensé. Me fijé el clima para los próximos cuatro días desde mi teléfono. Bueno, podría ser peor. Podrían ser cuatro años.

jueves, 22 de abril de 2010

Liberdade...


"eu sei que eu não sou quem você sempre sonhou"

martes, 20 de abril de 2010

Volver...

Viajes hay de todos los tipos. Los han estereotipado y pueden encasillarse haciendo una cruz en la tarjeta de migraciones cuando entramos en la otra dimensión del nuevo mundo. Anteojos, portafolio, porta traje, tacos –nunca entendí la comodidad de la incomodidad-, rodete. Tierra, zapatillas, remera y Bic. Dos valijas, la vida y el futuro. Bicicleta, moto, mochila, y ex novio dejado atrás. Solos, acompañados.

Una amiga me dijo que viajar para escaparse no sirve: la nube viaja siempre con vos. Se viaja para escaparse o para encontrarse? Para conocer o para conocerse? Toparse con otros argentinos en el exterior es palpar esa pregunta. Es sentirla en cada palabra. Hace cuanto que estas acá vos? Seis meses y monedas. Vos? Tres años, dos meses y cuatro días. Existe esa creencia latina de que todo funciona mejor –mucho mejor- afuera, que la vida es más simple y que toda esperanza es el efecto de la causa. Es tan así? Me cansé de escuchar pestes de Argentina, de los argentinos, y porque no –porque no- del resto del mundo. Profesionales trabajando de mozos, barmans, kioscos… Limpiando baños también. Volverse, nunca.” Yo me vuelvo en junio”. “No, primero no puedo quedarme, y segundo, aunque pudiese, tengo ganas de volver”. Caen lágrimas, nostalgia y recuerdo. Se escuchan “lamento boliviano”, “sin documentos”, “persiana americana” y demás clásicos. “Manda saludos”. Yo mando.

Si me preguntas a mi, no me quiero volver. Pero no voy a querer quedarme. Estoy en el limbo. Soy Preciado antes de llegar a Comala en la novela “Pedro Paramo” de Juan Rulfo (una de mis novelas favoritas). Porque viajar es sumar. Por eso viajo. Para restar me quedo donde estoy. En la autopista del sur hay muchos que van contramano pero como dice Borges en uno de sus cuentos –ustedes sabrán reconocer- “el tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros”. Esta en vos elegir tu propia aventura.

jueves, 15 de abril de 2010

McLuhan "el medio es el mensaje"


martes, 13 de abril de 2010

El amor


...es asi

sábado, 10 de abril de 2010

Yo también te quiero

Nunca fui buena para las fechas. Tengo –y los que me conocen lo saben- terrible mala memoria. Mi medicina es la rutinidad de ciertas actividades con la esperanza de que la repetición genere un patrón de conducta. Las llaves sobre un platito que tengo apenas entro a mi cuarto. Y así muchos de otros elementos mundanos. Es inevitable, me desapego de mi exquisita constancia y caigo en la pesadilla de un muy mal día. Claro está que ya esa inconstancia se ha vuelto parte de mi rutina. Así he perdido pasaportes estando en el exterior, llaves –miles-, documentos, trabajos prácticos, salidas, fechas de cumpleaños, y hasta algún que otro aniversario.

Pero no. Esta vez voy a anotar todo lo que gasto, hacer fotocopias de los documentos y acordarme de hacer esa llamada. El cambio de reloj de la mano derecha –soy zurda y me molestaba al escribir- a la izquierda era sinónimo de ALARMA. Con esa y otras técnicas seducía a mi inconsciente.


Sin embargo el jueves pasado cumplí 5 meses con vos. Y me acordé. Y te lo dije en vos alta. Y me sorprendí de mi misma. Pensé, triste, si me acordé por el funeral de dejar atrás la ciudad de los aires o si, en cambio –y sonreí- si me estaba acordando por lo feliz de mi nueva relación espacial.

Decidí entonces numerar las razones de mi optimismo incompleto. Lo que tiene NY que no tiene Buenos Aires. Así de claro. Muchos me acusarán de hacer una comparación injusta. Es arbitraria pues es personal.
1. Lo primero es lo primero. Es Nueva York.
Subtes las 24 horas
2. La oferta cultural y nocturna (si uno hace mil cosas más cuando está acá que cuanto vuelve)
3. La libertad que se siente en todo y que muchas veces puede intercambiarse con libertinaje
4. La seguridad de vivir en un país del primer mundo (si, aunque es NY)
5. La variedad de oferta que hay en comida (demasiada a veces)
6. La organización. Los trenes llegan puntuales.
7. La oferta masculina de todo tipo y color
8. Los sales en todo tipo de productos y servicios (paginas como GroupOn.com, expidia.com, TKS, y casa de ropa)
8. La rapidez con la que toman decisiones y la independencia de cada cual. Acá hago una aclaración. No podes sentarte tranquila en un bar sin que antes de que te traigan el menú sepas lo que quieras.
9. El consumismo –me mata-
10. El newyorker se hace y no se nace a diferencia del porteño
11. …….

El finde que viene me voy a Filadelfia. Y voy a volver DC antes de Panamá. Si, Panamá. Y vas sola, me preguntan. Si, querés venir? No, no tengo pasaporte. Nunca saliste de USA? No, para qué? Tengo todo acá.

lunes, 5 de abril de 2010

Ciudad de cristal

Out, out, brief candle!Life's but a walking shadow, a poor player,

That struts and frets his hour upon the stage,

And then is heard no more. It is a taleTold by an idiot,

full of sound and fury,Signifying nothing.

Pero como, si o no? Hay preguntas que exigen esta dicotomía. No esperan el detalle, son preguntas ansiosas que no admiten un pero. Viviendo acá me di cuenta que las relaciones son así directas, sin mucho gris, sin mucho nada. Te hablan y después de un minuto te piden el teléfono. Se los das o no. Yo no se lo di, canchera, le dije, dame el tuyo, yo te llamo. Me lo anotó, y se autollamó –como se nota que todos tienen planes de llamadas ilimitadas-.
El cuerpo es la vidriera de la personalidad. No solo eso, caminando por Broadway y la 61 el viernes pasado me tope con una mujer –real-en la vidriera de un local de ropa haciendo el octavo arte: yoga. Como lo leen. La mujer, concentrada ella, con la pierna arriba de su cabeza mientras los curiosos mirábamos asombrados las destrezas de aquella esclava del bienestar.
Dediqué unos minutos el viernes para acordarme de los caídos en Malvinas por un estúpido nacionalismo, influencias fascistas que ocuparon la mente de muchos de nuestros representantes militares por gran gran parte del siglo XX. Las Falcklands son, lamentablemente para ellos, parte del territorio argentino.
Mis poderes espiritistas y mi danza al rey sol hicieron –por fin- lo que tenían que hacer y las temperaturas en la ciudad ubicada al 40grados 47’ y 73 lat. y 58 minutos de longitud treparon a mas de 22 grados.

Si, descreída, inocente, cínica, mentirosa, inexperimentada. Como quieras. Lo que digas. Pero por lo menos acá, en el país de las princesas de plástico, los príncipes azules destiñen. Son Tolkiens disfrazados con las capas de Shakespeare. No son más que puro chantaje. Porque la vida sin autenticidad significa…nada.
Ni libro azul, ni azul y blanco. Me compre un cuaderno rojo. No fue casualidad, lo busque. O me busco? Esta noche no es del oráculo. Esta noche es mia, y estas, mis palabras.

sábado, 3 de abril de 2010

Son pocos los que hablan de amor

Lo que me quita en fuego, me da en nieve
La mano que tus ojos me recata;
Y no es menos rigor con el que mata,
Ni menos llamas su blancura mueve.
La vista frescos los incendios bebe,
Y volcán por las venas los dilata;
Con miedo atento a la blancura trata
El pecho amante, que la siente aleve.
Si de tus ojos el ardor tirano
Le pasas por tu mano por templarle,
Es gran piedad del corazón humano;
Mas no de ti, que puede al ocultarle,
Pues es de nieve, derretir tu mano,
Si ya tu mano no pretende helarle.

Francisco de Quevedo.