viernes, 5 de febrero de 2010

del amor y otros demonios...

"Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso". J.L. Borges

Nueva York Buenos Aires. Por ruta aérea non stop estas dos ciudades se pueden unir en 12 horas. En realidad, no se unen nunca. Son chicha y limonada. Son Borges y el futbol. Peronismo y liberalismo. Buenos Aires para aquellos que conocen que el mundo necesita pasaporte es BA (Bi Ei). Me dio curiosidad que pensaban sobre nosotros (como siempre, los argentinos –y generalizo merecidamente- necesitamos saber qué opinan sobre nosotros). Las respuestas fueron curiosas.
Veamos:
Ciudad exótica de jóvenes con plata que vienen a hacer algún cursito, misionar, trabajar. Muchos vienen por placer, pleasure, plaisir. Vino, carne, empanadas… Uno me dijo el otro día que comió empanadas salteñas bolivianas. What?! Mas otros hacen la gran Moore y vienen a ver a médicos (hacerse las boobies por ejemplo…)

Las razones por las cuales los argentinos visitan Manjatan son infinitas. A comprar equipos tecnológicos y de paseo dar una vuelta, los mas bohemios a ver un par de obras de Broadway, los financieros a Wall Street, los bailarines al Juliard, los “mochileros” a conocer el Central Park, y los que vienen por 3 dias y quieren conocer todo. Acá todos tenemos etiquetas. Caminás canchereando un poco y te das cuenta de todo.

Ahora, la ciudad cosmopolita (hablo de new york) tiene una forma muy particular de manejarse en tema de relaciones. Primero quiero aclarar que el tema de saludar a todos con la mano todavía no lo digerí. Esto de llegar a un bar/oficina/casa/carpa/puente y no saludar me tiene loca. A mi la vida me enseño que si no te saludo es porque dormí con vos. Bueno, capaz es así, capaz acá la gente duerme con cualquiera todas las noches.
No se toman tiempos. El famoso “no sos vos soy yo” y “necesito un tiempo” parecen no tener eco por esta ciudad nórdica. Es todo o nada, según me conto un insider. No hay “noman’s land”. Van de frente en este tema. Post anteriores prometí contar sobre esta mujer indiscreta en el tren. Bueno, nada del otro mundo pensara ella mientras me pregunta que estaba escribiendo. Tarada, pensé. Que te importa. E hice el gesto de notecopiesdemi que hacías en la primaria. En fin, me dejo su numero de teléfono para que la llame, que ella me “muestra” la ciudad. Todavía debe estar ahí el papel, olvidado.
El amor en ny no necesita feedback. Esta ahí. El que quiere, puede. La burbuja personal se explota si estás sola en cualquier lado. Cual presa fácil. Continuará.

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