martes, 14 de agosto de 2012

Una vida en un dia

Me desperté exaltada por uno de esos sueños que se repiten cada tanto. Eran las 4am en mi cuarto sin ventanas. Tanteo mis anteojos en el piso y me preparo un té marroquí (verde y mentas) con el vasito que me regaló Juan uno de esos dias que parecen iguales. Me encontré sin quererlo cantando la canción Señora de Arjona. Me reí.

Suelo tener cierta tendencia a encariñarme con las horas 5, 6 y 7. El mundo fantasma que arranca antes que el resto. Y lo saben. Y hay cierta complicidad entre los que caminamos entre zombies. Nos miramos con la aceptación de alguien que aprueba y entiende. Hay menos tráfico y los mates tienen el gusto amargo, fuerte, de las primeras cebadas.

Agarro una latita de coca light, la meto en mi mochila marca HP que mi hermana bien se encargó de putear cuando la vio. Te van a afanar Belén, es obvio que llevas una notebook ahi. Improviso una trenza al costado. Cierro la puerta. Me olvido las llaves. Vuelvo, no tengo lleves (juro que vivimos sin llaves). Toco el ascensor. Me acuerdo de Oliveira. Vuelvo por Horacio. Repito lo ultimo que subrayé de Rayuela aceptaba la humillación como última ofrenda antes de rodar al olvido.

Con la tranquilidad de quien goza de un salario no licuado por la inflación. Con la mente calma de alguien que vive con reglas claras. Con una respiración no forzada por las sospechas de que alguien te sigue. Estoy en dentro de esa película de las mujeres perfectas con la rubia mona de hollywood, pienso.   Extraño lo caótico de la espontaneidad. Y se me cruza las reglas del turco uruguayo por el hemisferio izquierdo.

Tomo un curry con olor a taxi. Llego al trabajo. Es Ramadan, quedan todavia unos días. Es martes (pero es mi miércoles pienso) y ya se escuchan planes en ingles británico sobre el jueves a la noche. Hammer, limosina. 100 dirhams. Rusia. Despedida de soltero. Beirut y el boliche bunker con el cielo abierto. Se escucha a esta danesa de fondo.



Shisha hoy, abajo de lo de Coti c shawarma. Dale, si, no jodas.
Cuando era chica solía hacer que le tomaba una foto a cada momento que me quería acordar, cuando me muera podré recordar y volver a vivir esos instantes de nuevo. Dicen que uno de arrepiente más las cosas que no hizo de las que hizo. Pues, aquí me ven confirmando mi viaje a Aman en poco mas de un mes. Y me imagino el futuro inmediato; apago la compu, mochila, maselama maselama everybody. 6k en el gym. ducha. shisha y shawarma. Salud, chin chin por el día de los zurdos. Me muerdo los labios y te digo, ta, dale.

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