viernes, 13 de noviembre de 2009

Que la Patria me lo demande

Primer post neoyorquino. Pensado y escrito en estas tierras del norte. Llegué el domingo luego del casi 12 horas de vuelo sentada en el medio de una hilera de tres asientos. Qué linda la vida. Nota de la autora: ojo con los efectos rebotes del Valium.

El domingo transcurrió sin penas ni glorias. Con menos penas que un miércoles en la Capital manejando por la 9 de julio y con más gloria que la selección de handball de mujeres. Ya el lunes me dirigí rumbo al cuartel general de la cadena ABC, ahí nomás del Central Park y a un tren-dossubtesconconvinacionmascincocuadras de donde vivo. O sobrevivo pues desde que llegué debo haber trabajado mil doscientos treinta y dos horas. Las horas del trabajo deberían medirse por el tiempo subjetivo de cada trabajador. Claro, tal como la Sensación Térmica.

En este momento exacto estoy escribiendo mientras filmamos una escena para el show What would you do? de la misma cadena televisiva. Soy parte de que todo salga como la producción así lo dispuso. Wiki toki y todo. Cómo me gustan los handys, ahora pienso que hubiese estado bueno traerme un Nextel.

Viniendo para acá en el auto se armó un debate filosófico-político sobre la legalización de la droga y dónde y cuándo el Estado debería ser moralmente correcto. El error está en pretender que si el Estado lo legaliza entonces estaría incurriendo en no proteger a sus ciudadanos. De quién? De ellos mismos. Busquemos, primero, por qué este ente abstracto (que bajémoslo a tierra son un puñados de legisladores que “saben” poco de mucho y mucho de nada) tiene este concepto socialmente aceptado. Por qué necesitamos que alguien nos diga qué está bien para nosotros? Todos sabemos que el alcohol puede provocar cirrosis y aún así seguimos tomando.

Alguna vez me explicaron la regla de probabilidad y estadística. Fue durante la época feliz del Indec. También, que hecha la ley, hecha la trampa. Que la regla hace la excepción y que la vida es dura. Me levanté a las 4.30 am, diría que al alba pero estaba más oscuro que el futuro de Racing, para agarrar el tren de las 5.05 y llegar a tiempo para estar 6.30 en la puerta del estudio.

To be continue…

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