El Congreso cambió de nombre. Se acortó, la letra h no le hacía juego. Y la profesía autocumplidora por fin desestimó su función. Tanta autoestima de sus miembros le juegó una mala pasada –menos mal- y dejaron de hacer tantas leyes. Tantas?
Paul Watzlawick siempre lo supo. Sus axiomas reflejan lo que pocos en el gobierno entienden y por eso estiman al conflicto como único medio de comunicación. Son nenes de ocho años pegando para llamar la atención. El causa-efecto no es tal, pero el psicoanalista de turno se le olvidó comentárselos. Le habrán pagado con los papelitos del estanciero. Cuando le preguntaron a uno que le cobraron 100 pesos estacionar el auto para el recital del ex beatle contestó con un viceral: es que hoy, con 100 pesos no haces nada. Son dos cenas. Individuales calculo, pobre mujer, la tiene a dieta.
Y Paul, sigue como el ex pulpo prediciendo mejor que Nostradamus, el chanta. Todo comunica, desde un silencio, hasta una indiferencia, una ausencia, un grito, una mirada, y un cachetazo. Si, lo último lo dije para alguien que se haga cargo. Es el cómo, no el qué el que dice más. Mire por la ventana un segundo, una chica de mi edad entró llorando al bar y pidió una cerveza. Es como las películas, pensé. Se sienta en la barra, toma la Otro Mundo fría (estaba cerca), y llora. Si si, lo vi. No cambió, sigue igual. Por que tal como dice Dr. Hopuse, everybody lies.
3 comentarios:
No entendí una goma.
queremos que compartas las sustancias que consumís.
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