Hacía mucho que no me pasaba algo por el
estilo. O creo que hace mucho que no lo buscaba. La verdad es que pasó así sin
más introducción que estas líneas.
Eran las 7.55 me acuerdo porque me peiné
rápido ese día miércoles. Me puse las lentes de contacto casi sin mirarme al
espejo, me agarre el pelo con una mano y lo sujeté con una bic azul. Guardé la
llave del hostel en el bolsillo de atrás del jean, empujé las ojotas debajo de
la cama y volví a mirar el reloj. 7.59.
El coletivo berlines. Ahora que me pongo
a escribir, tiene algo de que rima con un perro andaluz. Un colectivo berlines.
Queda lindo. En fin, estaba yo arriba del TXL rumbo al aeropuerto de Tegel a
buscar a Marcelo, un amigo que llegaba desde Londres. Abrí el mapa porque sabía
que tenía una hora de viaje teniendo en cuenta el trafico matutino y no hay
nada más que hacer cuando el celular se convierte en un instrumento elemental.
De repente…
-Do you need help?
Y sin otro aviso se me sentó al lado con
el colectivo casi vacío porque recién arrancaba el recorrido.
Le dije que no pero no llego a escuchar
mi respuesta que siguió sólo hablando. Me contó que es periodista, que trabaja
freelance. Que escribió un libro. Y que parecía yo preocupada. Que debería
llamar a mi madre todos los días, que ella me extraña. Y de un momento a otro
me confesó que él sabe porque los hombres no quieren comprometerse. Que porque
las mujeres los terminan dejando. Que su libro es sobre eso y porque la mujer
tiende a volverse lesbiana frente a este contexto social. Que el se inició
sexualmente a los 21 con quien fue su mujer. Mira su maletín, quedaban aún un
par de paradas para ir al seminario de periodismo. Que en su época (y se rasca
la pera) las mujeres tardaban 5 meses es darte un beso. Que ahora los hombres
no las quieren porque se regalan y eso aburre. Yo miraba al frente pidiéndole a
los dioses griegos que se apiaden de mi. Me preguntó si tenía novio. Le dije
que no. Mejor, responde. No te vas a casar antes de los 30. Mi ocráculo
sentenció. Si, ahí dije, claro que si, este es un oráculo que salió de la nada,
se sentó al lado y vaticinó mi futuro a mediano plazo. Que grande.
Después desbarrancó un poco más. Preguntó
sobre mi pasado con los hombres, con el índice de homosexualidad en
Latinoamérica. Le dije que no le iba a responder. Que no corresponde. No lo
conozco ni me interesa compartir esa información con él. Dedujo que me inicié a
los quince y que en latinoamerica andan todos embarazados. Lo surreal de la
escena en el colectivo berlines temrinó a eso de las 8.50 cuando se bajo
poniéndose el sobrero y saludando con un gesto de la cabeza.
Y recordá saludar a tu madre.