miércoles, 4 de julio de 2012

Habibi

No se como te lo tomarías vos. No se que dirías vos tampoco si lo vieras. Si lo sintieras. Es pegajosa ya. La humedad, hablo. La humedad. Te contaba que los arboles se extinguieron y que lo unico que logró aguantar fue la arena, el polvo y dos o tres lagartijas que se empeñan en aparecer cuando cocino arroz. Los autos que tenían más de dos años dejaron de funcionar automaticamente después de ya sabés que. La arena nos tapó, y vivimos todos en pisos no debajo de los 33. Los turbantes permutaron moda por necesidad. Si me vieras. Te reirías un rato en el trabajo, mientras tomás café. Y después bajando por avenida de mayo disfrutando de un viento fresco, término que dejó de existir y mis hijos no saben qué significa.
El telefono de línea, ese que usábamos para hablar horas, y te impedía de localizar a alguien después de las convenidas diez de la noche, aparecen solamente en dos o tres casa de Ras al Khaimah. Nos vigilan todo el tiempo. Esta todo moralmente organizado para que seas un buen ciudadano y no ofendas al resto. Es todo cuestión de ofensas. No sonrías. Ayer, escuchame, ayer, salí al pasillo a tirar la basura y estaba uno de los que viven conmigo chapandose a una rusa en una esquina del pasillo. La rubia me mira porque lo besaba con los ojos abiertos (una turra, siempre te lo dije, las rusas son trolas) y sigo de largo. De pronto, asi suddenly, aparece el encargado de la noche que los espio por las cámaras. Que no se puede besar en público (es un hall decis vos, a quién le importa), que la corten y si la rubia no vive ahí, se tiene que retirar.
Decime exagerada, ya me lo dijiste, y que soy una despelotada y que estoy prendida fuego. Pero no me reconocerías si me vieras. Me porto tan bien. Ya me acostumbré. Al principio me parecía un horror estas pocas capidades afectivas de la gente. Me acordaba de esa pelicula que actua esa rubia que te gusta tanto, de pelo corto, que hay un virus que penetra en el cuerpo cuando te dormis, y actua inhibiendo las emociones. Quizas todos nos quedamos dormidos. Sí seguro que es eso, creeme. Tiene que ser así. Los hombres no tienen ese afan sexual que se veía por las calles piropiadoras de Buenos Aires. Acá las veredas son silencio porque nadie camina. No se ven parejas de la mano, abrazados ni siquiera una mirada cálida. Ni un chape inocente de dos adolescentes en el bondi. Un abrazo en el banco, si no hay parques¡! Dame bola, que seguro que te indigna. Estoy segura. Los taxis andan sin música y no te cuentan las últimas del ruler. No, nada que ver. Pero la tension sexual no existe. Las canciones no hablan de sexo y curvas. Cantan de respecto, hard core amor como le digo yo. Pero vos fijate, que ayer me quisieron cobrar un kinder de 8 barritas 23 dirhams. La mire a la filipina. Vos me estas cagando, le dije en un perfecto español que esperé no entendiera. No, costaba 23 dirhams 100 gramos y 2,75 una de 50g. Sin sexo la gente dejó de pensar. Creo que pasó eso.

Esperame, que vuelvo ayer. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

afortunado el destinatario

Belen Oda Marty dijo...

una Golgotha.

Anónimo dijo...

Hoy desayuné con tus relatos, te quiero Belu, un beso grande desde BA!
Flori