Gracias por defender la libertad de prensa.
Gracias por ser un ferviente defensor de los derechos individuales.
Gracias por tu ejemplo, Dr.
Gracias por ser lo que fuiste.
Reproduzco aquí una entrevista que le hice a José García Hamilton en mayo de 2007.
“Los latinos somos más proclives a soportar el autoritarismo”
Es el autor de novelas biográficas de próceres argentinos como Sarmiento, Alberdi y San Martín. Reconocido más como escritor que como abogado, José Ignacio García Hamilton es, posiblemente, uno de los que más sepan sobre historia Latinoamericana. Compartió un programa de radio con Pacho O’Donell y Felipe Pigna, y cuyas palabras y discusiones sobre la historia argentina se plasman en Historia Confidencial. Búsquedas y desencuentros argentinos.
–En su libro El Autoritarismo Hispanoamericano usted hace un paralelismo entre México y la Argentina. ¿Qué es lo que tenemos en común todos los países latinoamericanos?
–Tenemos en común una cultura que se elaboró en tres siglos de colonia y que, además, arraigó sobre él teocracias indígenas. En ese tiempo, se elaboraron una serie de rasgos culturales: uno de ellos fue el absolutismo político. Es decir, el hecho de que la autoridad manda sin controles, sin límites. Por el contrario, en España, hasta los reyes tenían límites. Estaban limitados por los señores feudales, por las cortes, por los privilegios o por los fueros de las ciudades. En cambio en América Hispana, los representantes del Virrey no tenían límites. Los monarcas pudieron ejercitar, entonces, el patriomaneolismo (la concentración del poder político y económico) que en España no lo podían hacer del todo.
Otro rasgo de la cultura colonial fue el estatismo económico; todas las fuentes de riqueza eran del estado o dependían de él. Por el contrario, en España, no todas las fuentes de riqueza pertenecían a la Corona ya que no todas las tierras eran de ellos. Las manos de obra que se utilizaban acá para trabajar las tierras y los minerales se entregaban por el sistema de encomiendas. De esa manera, el estatismo económico fue mayor que en España.
Otra característica en común entre ambos países fue una sociedad jerárquica estamental. Es decir, los frailes y los militares tenían privilegios que no tenía el común de las personas.
Finalmente, aquí la religión fue única, no podía haber otra que la católica pues justo en 1492 los monarcas expulsan a los árabes y a los judíos. A partir de eso en España no habrá otra religión que la católica y eso se trasladó aquí. El estado nace aquí para prohibir que haya otra religión que la católica.
– A diferencia de los Estados Unidos...
Los peregrinos que van cuando nace Estados Unidos, son aquellos que son perseguidos religiosos que viajan para poder ejercitar su libertad religiosa. Ellos, que eran de distintos grupos, crean un estado para garantizar la libertad religiosa. En cambio, en América española el estado nace para impedir la libertad religiosa. Por eso cuando vos vas a una oficina pública te vas a dar cuenta que el funcionario está ahí para prohibir, no está para garantizar libertadas. Cuando vos vas a pedir algo te va a decir que no, que no se puede... En cambio, en EEUU el funcionario está para garantizar las libertades no para prohibirlas. Es uno de los rasgos que se hizo en tres siglos de colonia.
–Somos los latinos más proclives a aguantar el autoritarismo a diferencia de las sociedades europeas o norteamericanas?
–Sí. Por lo menos históricamente ha ocurrido así. Más que los latinos, los católicos. Lo que ocurre es que los católicos estamos más acostumbrados a la sumisión; la norma de conducta no la elaboramos nosotros sino que la da el Papa, el obispo, la autoridad religiosa. En cambio Lutero, cuando crea el Protentatismo, dice que la norma la tiene que elaborar cada cristiano. Es decir, que cada uno debe tener la Biblia y dictar su propia norma de conducta. Por lo tanto, cuando un protestante elabora él su norma, le cuesta más violarla. La norma nos viene de afuera a los que somos católicos y por eso es más fácil violarla. Y si lo hacemos, no sentimos un desgarramiento interno porque no la hicimos nosotros. Además, desde afuera, un cura nos dará la absolución y el perdón a modo de alivio espiritual. Por esto es que el protestante es más responsable y la democracia requiere ciudadanos responsables.
–Usted ha estado en Cuba recientemente... ¿Por qué cree que el pueblo de Cuba sigue resistiendo y todavía no se ha sublevado?
–Primero porque ellos vivieron una revolución para derrocar a Batista. Esa revolución creó una mística y Fidel Castro fue un libertador que rescató a Cuba de la dictadura de Batista y luego la sometió en una dictadura aún más cruel por 48 años. Esa tradición de libertadores que luego se constituyen en dictadores nació con Simón Bolívar y con San Martín en Perú... Es una vieja tradición latina. Los latinos consideramos que la libertad es algo que nos viene desde afuera y que nos la da un militar. Por ejemplo, Napoleón en Francia y San Martín entre nosotros. Pero así como nos dan la libertad nos la pueden quitar como fue el caso de Bolívar que se constituyó en dictador en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en Perú y en Bolivia. San Martín también se constituyó en protector (dictador) de Perú y O’Higgins en Chile.
Sin embargo, hay otro concepto de libertad: el concepto anglosajón la considera como algo natural, espontáneo, que cada ciudadano debe ir conquistando, ejercitando y defendiendo cada día. A la libertad hay que ejercitarla permanentemente.
El concepto latino entiende que hay un libertador que se constituye en dictador y que la gente lo acepta. Por otro lado, se creó en Cuba un control estalinista de todo y muchos cubanos no saben que pasa afuera de la isla. Además, se ejercita el método de la víctima, por ejemplo el de una conspiración internacional de Estados Unidos. El populismo funciona así: se les dice que hay un peligro difuso afuera y que el presidente los va a defender del peligro. Las dictaduras funcionan metiéndole miedo a la población. Así funcionó Mussolini en Italia y Hitler en Alemania.
Generalmente, lo que sucede es que las dictaduras caen por agentes externos y no por factores internos. El caso de Hitler en Alemania es que el régimen cae porque pierde la guerra; de la misma manera la dictadura argentina cae porque pierden la guerra de las Malvinas. Habitualmente, a los dictadores, los tira o uno del mismo partido o alguien del exterior o algún hecho externo. Pero no sé que pasará en Cuba... La verdad se sabrá después porque es muy difícil medir ya que no hay elecciones libres ni parámetros.
–La frase “La historia se repite” parece tener mucho sentido en Latinoamérica. ¿Por qué no aprendemos de nuestros errores?
–Marx decía: “la historia se repite pero una vez como drama y la segunda vez como comedía”. Lo decía hablando de Napoleón III que era como una parodia de Napoleón I. Sucede que no es fácil salir de las estructuras del sometimiento, de la pobreza. Lo normal en el desarrollo del mundo es la pobreza, la riqueza requiere un esfuerzo, un camino, una trayectoria. Lo normal es el autoritarismo. La humanidad tuvo que hacer un gran camino, un esfuerzo para llegar a la sociedad democrática. Lo que se repite no se da siempre exactamente igual. Freud dice que repetimos para no recordar. Hay una compulsión a la repetición y a cometer el mismo error y eso nos pasa a los individuos y a las sociedades ya que repetir la conducta es una forma de no ver el error. Suecede que después te golpeas cada vez más fuerte. Sin embargo, creo que la sociedad y el ser humano tienen capacidad de cambio.
–Estamos en vísperas de la Revolución de mayo de 1810... ¿Cuál fue la situación que se debió dar para que ella sucediera?
–Fue un conjunto de situaciones. En primer lugar se debió a una invasión externa que fue la invasión de Napoleón a España. Eso fue lo que desencadenó la revolución de mayo y la del 19 de abril en Caracas y la de México. También el sistema colonial ya estaba agotado porque España había perdido mucha de su flota en la batalla de Trafalgar. Por lo tanto, un país imperial no puede mantener colonias si no tiene una flota para llevar y traer mercaderías y soldados. Inglaterra ya había perdido sus colonias y era muy difícil que España, que estaba aún más en decadencia, pudiera mantener sus colonias. Por eso se dice que las fuerzas económicas hacían que ya fuera inviable el mantenimiento del sistema colonial español. Además, había estallado la revolución francesa...
–Los argentinos nos sentimos siempre más cerca de los europeos culturalmente pero políticamente somos otro un país latinoamericano...
–Mi libro del autoritarismo justamente lo que intenta mostrar es que los argentinos y los mexicanos parecemos muy distintos en lo que refiere a que nosotros no poseemos una gran base indígena y los mexicanos sí. Sin embargo, la cultura del estatismo económico, del absolutismo político, del incumplimiento de la ley (divorcio entre la ley y la realidad), de una sociedad estamental, de militarismo, es similar en ambos países. Parecemos distintos pero la cultura es muy parecida: nos gusta los dictadores, el estatismo económico, ser serviles y sumisos y nos gusta tener caudillos. Tenemos más coincidencias que diferencias. Los argentinos nos creíamos europeos, diferentes, pero la cultura que se elaboró en la colonia es común a todo Hispanoamérica.
–¿Qué fue lo que le sucedió a de la Rúa?
–Hay varios factores. En primer lugar, había un endeudamiento que había empezado en el Proceso y continuó en el período de Menem en el cual la deuda externa llegó a un nivel explosivo: 160.000 millones de dólares.
En segundo lugar, la Alianza. Fue una alianza contra natura, entre peronistas y radicales que hizo que fuera muy difícil gobernar y que llevó a la renuncia del Vicepresidente.
Finalmente, creo que también hubo algún factor personal que perturbó a De la Rúa. No era el De la Rúa que yo había conocido en otros tiempos. Creo que algo le pasó; dicen que tuvo algunos problemas cerebrales.
Y Duhalde y Alfonsin le dieron el golpe final a través de los saqueos. Estos no fueron intencionales ni espontáneos.
Acá en Argentina es curioso porque nos resistimos cuando tenemos un presidente que gobierna muy hegemónicamente y también nos quejamos cuando gobierna poco. Necesitamos el líder hegemónico, el arrogante, el provocador, el gritón, el que hace le juego del populismo, el que defiende al pueblo de los peligros.
–¿Cuándo crecen los países?
–Cuando tienen gobiernos limitados que respetan la vida, los derechos y los bienes de los habitantes y cuando se integran a comunidades mayores. Nosotros todavía a 200 años del 25 de mayo tenemos una comunidad más chica. El MERCOSUR es más chico de lo que teníamos antes de la independencia.
A pesar de que ahora está creciendo todo el mundo es muy difícil que volvamos a ser lo que fuimos.
Es el autor de novelas biográficas de próceres argentinos como Sarmiento, Alberdi y San Martín. Reconocido más como escritor que como abogado, José Ignacio García Hamilton es, posiblemente, uno de los que más sepan sobre historia Latinoamericana. Compartió un programa de radio con Pacho O’Donell y Felipe Pigna, y cuyas palabras y discusiones sobre la historia argentina se plasman en Historia Confidencial. Búsquedas y desencuentros argentinos.
–En su libro El Autoritarismo Hispanoamericano usted hace un paralelismo entre México y la Argentina. ¿Qué es lo que tenemos en común todos los países latinoamericanos?
–Tenemos en común una cultura que se elaboró en tres siglos de colonia y que, además, arraigó sobre él teocracias indígenas. En ese tiempo, se elaboraron una serie de rasgos culturales: uno de ellos fue el absolutismo político. Es decir, el hecho de que la autoridad manda sin controles, sin límites. Por el contrario, en España, hasta los reyes tenían límites. Estaban limitados por los señores feudales, por las cortes, por los privilegios o por los fueros de las ciudades. En cambio en América Hispana, los representantes del Virrey no tenían límites. Los monarcas pudieron ejercitar, entonces, el patriomaneolismo (la concentración del poder político y económico) que en España no lo podían hacer del todo.
Otro rasgo de la cultura colonial fue el estatismo económico; todas las fuentes de riqueza eran del estado o dependían de él. Por el contrario, en España, no todas las fuentes de riqueza pertenecían a la Corona ya que no todas las tierras eran de ellos. Las manos de obra que se utilizaban acá para trabajar las tierras y los minerales se entregaban por el sistema de encomiendas. De esa manera, el estatismo económico fue mayor que en España.
Otra característica en común entre ambos países fue una sociedad jerárquica estamental. Es decir, los frailes y los militares tenían privilegios que no tenía el común de las personas.
Finalmente, aquí la religión fue única, no podía haber otra que la católica pues justo en 1492 los monarcas expulsan a los árabes y a los judíos. A partir de eso en España no habrá otra religión que la católica y eso se trasladó aquí. El estado nace aquí para prohibir que haya otra religión que la católica.
– A diferencia de los Estados Unidos...
Los peregrinos que van cuando nace Estados Unidos, son aquellos que son perseguidos religiosos que viajan para poder ejercitar su libertad religiosa. Ellos, que eran de distintos grupos, crean un estado para garantizar la libertad religiosa. En cambio, en América española el estado nace para impedir la libertad religiosa. Por eso cuando vos vas a una oficina pública te vas a dar cuenta que el funcionario está ahí para prohibir, no está para garantizar libertadas. Cuando vos vas a pedir algo te va a decir que no, que no se puede... En cambio, en EEUU el funcionario está para garantizar las libertades no para prohibirlas. Es uno de los rasgos que se hizo en tres siglos de colonia.
–Somos los latinos más proclives a aguantar el autoritarismo a diferencia de las sociedades europeas o norteamericanas?
–Sí. Por lo menos históricamente ha ocurrido así. Más que los latinos, los católicos. Lo que ocurre es que los católicos estamos más acostumbrados a la sumisión; la norma de conducta no la elaboramos nosotros sino que la da el Papa, el obispo, la autoridad religiosa. En cambio Lutero, cuando crea el Protentatismo, dice que la norma la tiene que elaborar cada cristiano. Es decir, que cada uno debe tener la Biblia y dictar su propia norma de conducta. Por lo tanto, cuando un protestante elabora él su norma, le cuesta más violarla. La norma nos viene de afuera a los que somos católicos y por eso es más fácil violarla. Y si lo hacemos, no sentimos un desgarramiento interno porque no la hicimos nosotros. Además, desde afuera, un cura nos dará la absolución y el perdón a modo de alivio espiritual. Por esto es que el protestante es más responsable y la democracia requiere ciudadanos responsables.
–Usted ha estado en Cuba recientemente... ¿Por qué cree que el pueblo de Cuba sigue resistiendo y todavía no se ha sublevado?
–Primero porque ellos vivieron una revolución para derrocar a Batista. Esa revolución creó una mística y Fidel Castro fue un libertador que rescató a Cuba de la dictadura de Batista y luego la sometió en una dictadura aún más cruel por 48 años. Esa tradición de libertadores que luego se constituyen en dictadores nació con Simón Bolívar y con San Martín en Perú... Es una vieja tradición latina. Los latinos consideramos que la libertad es algo que nos viene desde afuera y que nos la da un militar. Por ejemplo, Napoleón en Francia y San Martín entre nosotros. Pero así como nos dan la libertad nos la pueden quitar como fue el caso de Bolívar que se constituyó en dictador en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en Perú y en Bolivia. San Martín también se constituyó en protector (dictador) de Perú y O’Higgins en Chile.
Sin embargo, hay otro concepto de libertad: el concepto anglosajón la considera como algo natural, espontáneo, que cada ciudadano debe ir conquistando, ejercitando y defendiendo cada día. A la libertad hay que ejercitarla permanentemente.
El concepto latino entiende que hay un libertador que se constituye en dictador y que la gente lo acepta. Por otro lado, se creó en Cuba un control estalinista de todo y muchos cubanos no saben que pasa afuera de la isla. Además, se ejercita el método de la víctima, por ejemplo el de una conspiración internacional de Estados Unidos. El populismo funciona así: se les dice que hay un peligro difuso afuera y que el presidente los va a defender del peligro. Las dictaduras funcionan metiéndole miedo a la población. Así funcionó Mussolini en Italia y Hitler en Alemania.
Generalmente, lo que sucede es que las dictaduras caen por agentes externos y no por factores internos. El caso de Hitler en Alemania es que el régimen cae porque pierde la guerra; de la misma manera la dictadura argentina cae porque pierden la guerra de las Malvinas. Habitualmente, a los dictadores, los tira o uno del mismo partido o alguien del exterior o algún hecho externo. Pero no sé que pasará en Cuba... La verdad se sabrá después porque es muy difícil medir ya que no hay elecciones libres ni parámetros.
–La frase “La historia se repite” parece tener mucho sentido en Latinoamérica. ¿Por qué no aprendemos de nuestros errores?
–Marx decía: “la historia se repite pero una vez como drama y la segunda vez como comedía”. Lo decía hablando de Napoleón III que era como una parodia de Napoleón I. Sucede que no es fácil salir de las estructuras del sometimiento, de la pobreza. Lo normal en el desarrollo del mundo es la pobreza, la riqueza requiere un esfuerzo, un camino, una trayectoria. Lo normal es el autoritarismo. La humanidad tuvo que hacer un gran camino, un esfuerzo para llegar a la sociedad democrática. Lo que se repite no se da siempre exactamente igual. Freud dice que repetimos para no recordar. Hay una compulsión a la repetición y a cometer el mismo error y eso nos pasa a los individuos y a las sociedades ya que repetir la conducta es una forma de no ver el error. Suecede que después te golpeas cada vez más fuerte. Sin embargo, creo que la sociedad y el ser humano tienen capacidad de cambio.
–Estamos en vísperas de la Revolución de mayo de 1810... ¿Cuál fue la situación que se debió dar para que ella sucediera?
–Fue un conjunto de situaciones. En primer lugar se debió a una invasión externa que fue la invasión de Napoleón a España. Eso fue lo que desencadenó la revolución de mayo y la del 19 de abril en Caracas y la de México. También el sistema colonial ya estaba agotado porque España había perdido mucha de su flota en la batalla de Trafalgar. Por lo tanto, un país imperial no puede mantener colonias si no tiene una flota para llevar y traer mercaderías y soldados. Inglaterra ya había perdido sus colonias y era muy difícil que España, que estaba aún más en decadencia, pudiera mantener sus colonias. Por eso se dice que las fuerzas económicas hacían que ya fuera inviable el mantenimiento del sistema colonial español. Además, había estallado la revolución francesa...
–Los argentinos nos sentimos siempre más cerca de los europeos culturalmente pero políticamente somos otro un país latinoamericano...
–Mi libro del autoritarismo justamente lo que intenta mostrar es que los argentinos y los mexicanos parecemos muy distintos en lo que refiere a que nosotros no poseemos una gran base indígena y los mexicanos sí. Sin embargo, la cultura del estatismo económico, del absolutismo político, del incumplimiento de la ley (divorcio entre la ley y la realidad), de una sociedad estamental, de militarismo, es similar en ambos países. Parecemos distintos pero la cultura es muy parecida: nos gusta los dictadores, el estatismo económico, ser serviles y sumisos y nos gusta tener caudillos. Tenemos más coincidencias que diferencias. Los argentinos nos creíamos europeos, diferentes, pero la cultura que se elaboró en la colonia es común a todo Hispanoamérica.
–¿Qué fue lo que le sucedió a de la Rúa?
–Hay varios factores. En primer lugar, había un endeudamiento que había empezado en el Proceso y continuó en el período de Menem en el cual la deuda externa llegó a un nivel explosivo: 160.000 millones de dólares.
En segundo lugar, la Alianza. Fue una alianza contra natura, entre peronistas y radicales que hizo que fuera muy difícil gobernar y que llevó a la renuncia del Vicepresidente.
Finalmente, creo que también hubo algún factor personal que perturbó a De la Rúa. No era el De la Rúa que yo había conocido en otros tiempos. Creo que algo le pasó; dicen que tuvo algunos problemas cerebrales.
Y Duhalde y Alfonsin le dieron el golpe final a través de los saqueos. Estos no fueron intencionales ni espontáneos.
Acá en Argentina es curioso porque nos resistimos cuando tenemos un presidente que gobierna muy hegemónicamente y también nos quejamos cuando gobierna poco. Necesitamos el líder hegemónico, el arrogante, el provocador, el gritón, el que hace le juego del populismo, el que defiende al pueblo de los peligros.
–¿Cuándo crecen los países?
–Cuando tienen gobiernos limitados que respetan la vida, los derechos y los bienes de los habitantes y cuando se integran a comunidades mayores. Nosotros todavía a 200 años del 25 de mayo tenemos una comunidad más chica. El MERCOSUR es más chico de lo que teníamos antes de la independencia.
A pesar de que ahora está creciendo todo el mundo es muy difícil que volvamos a ser lo que fuimos.
2 comentarios:
Un buen tipo García Hamilton. Tuve la suerte de tenerlo como profesor, y era de esas personas que te hacen sentir casi un amigo aunque apenas lo conozcas. Un tipo que, pese a que evidentemente tenía grandes conocimientos y un bien merecido prestigio, no estaba parado arriba de un pedestal. Definitivamente, una gran pérdida...
Un grande con todas las letras.
Te felicito por el blog.
Saludos.
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